La historia de la aspiradora

La aspiradora se ha convertido en un elemento indispensable en muchos casos para garantizar una limpieza completa y eliminar cualquier mota de polvo de los rincones. Actualmente hay numerosos modelos y las mejoras tecnológicas han permitido desarrollar aspiradoras avanzadas con múltiples funcionalidades, algo difícil de imaginar con el primer ejemplar, aparecido en 1869 en Estados Unidos. Éste era una máquina de madera fabricada por la Compañía Americana Limpiadora de Alfombras y, aunque mejoró ligeramente el resultado de los cepillos, la aspiradora era tan grande como un carro, lo que dificultaba su utilización.

Ya empezado el siglo XX, en el año 1905, se inventó en San Francisco la primera aspiradora eléctrica «portátil». Sin embargo, pesaba más de 40 kilos debido a su tamaño y peso, características que la llevaron al fracaso comercial. Dos años más tarde, el conserje de una tienda estadounidense, James Murray Spangler, dedujo que el polvo de las alfombras era el causante de su tos. Para solucionar este problema combinó un motor, un palo de escoba y una funda de almohada para crear el primer prototipo de la aspiradora eléctrica portátil que se conoce hoy día.

En 1908 Murray patentó su invento y fabricó unas pocas aspiradoras. Su prima, esposa del famoso peletero William H. Hoover, adquirió una y convenció a su marido para comprar la patente. Al poco tiempo estableció una compañía para fabricar y comercializar este nuevo electrodoméstico. El invento fue un éxito y a día de hoy hay unos 100 fabricantes de aspiradoras a nivel mundial. Las ganas de innovar dividieron originariamente el mercado de esta máquina en tres tipos: aspiradoras verticales, deslizables y de mano, aunque gracias a la aparición de la domótica y robótica han aparecido nuevos modelos y clasificaciones.

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