Es cierto que muchos de los grafitis que vemos por las calles son puras obras de arte siempre y cuando estén realizadas con gusto y estén colocadas en el lugar adecuado. Por ejemplo, hay que tener en cuenta que las pintadas de las paredes en fachadas de empresas no están permitidas ya que dañan la estética y, además, son complicadas de quitar.
Lo primero que debemos hacer es evaluar el tamaño de la pintada y la superficie sobre la que se ha realizado y, por supuesto, el material empleado para ello ya que muchas se hacen con aerosoles y betunes adhesivos que son más complicados de retirar y requieren de productos específicos para ello.
Existen varios métodos:
– Químicos. Se emplean diferentes disolventos especiales para acabar con las pintadas. Son adecuados para superficies pequeñas o medias como son las farolas o las señales.
– Pintura. Es el método más sencillo y económico ya que se trata de pintar y cubrir con ello la superficie donde se haya realizado el grafiti.
– Capa protectora. Hay pinturas y productos industriales que se aplican en las paredes y fachadas que impiden que se pueda pintar sobre ellas. Es un método efetivo pero de mayor coste.