
Hoy en Senesant 2000 te explicamos cómo limpiar los rodapiés o zócalos correctamente y evitar así la acumulación de polvo. La verdad es que es una tarea muy sencilla, pero hay que tener en cuenta el material del que está hecho el rodapié para no deteriorarlo.
Cuando el zócalo es de madera
En este caso si no se hace correctamente se puede rayar o estropear con determinados productos. Por eso, hay que seguir los siguientes pasos.
En primer lugar hay que eliminar la capa de polvo y suciedad que se haya acumulado. Para ello, utiliza la aspiradora o, si puede ser, una mopa suave. De esta forma nos aseguraremos de no rayar la superficie. Después, en un cubo de agua grande echa un jabón para limpiar madera (seguramente el mismo que uses para el suelo). Humedece un paño suave en la mezcla y pásalo por todo rodapié para quitar los restos de suciedad. Si decides hacerlo con la fregona podrías manchar la pared y estropear la pintura. Por último, déjalo secar aireando la habitación sin generar humedad de más.
Cuando el zócalo es de cerámica
Este tipo de material es, sin duda, el más sencillo de limpiar. Aunque las juntas si podrían darte algún dolor de cabeza. Primero, límpialo de la misma forma que el de madera: quita el polvo, pasa un paño suave con una solución jabonosa y por último abre las ventanas para que se seque. Ahora sí, si la junta está sucia, límpiala utilizando una solución jabonosa y un cepillo de dientes,. Frota la junta hasta haber quitado la mayor parte de la suciedad, y por último aclara con un trapo limpio que arrastre lo que quede de suciedad.
Y así, conseguimos tener nuestro rodapié o zócalo limpio. Para mantenerlo así, no te olvides de hacerlo regularmente