
Los suelos de cualquier inmueble —ya sea una vivienda particular, una comunidad de vecinos, una oficina o un local comercial— están sometidos a un uso constante que, con el tiempo, puede deteriorarlos si no se cuidan correctamente.
La buena noticia es que con un mantenimiento adecuado es posible alargar su vida útil, mantener su aspecto impecable y evitar reparaciones costosas en el futuro.
¿Quieres saber cómo? A continuación, te damos algunos consejos prácticos para cuidar y conservar los suelos durante más tiempo, sin importar el tipo de superficie.
1. Conoce el tipo de suelo que tienes
El primer paso para un mantenimiento eficiente es identificar el material del suelo: ¿es cerámico, de madera, sintético, de piedra natural, moqueta o vinilo? Cada tipo requiere productos, herramientas y rutinas distintas.
Por ejemplo, la madera necesita tratamientos específicos para evitar la humedad, mientras que los suelos sintéticos deben evitar productos abrasivos para no perder el brillo.
2. Limpieza frecuente y adecuada
La limpieza diaria o periódica evita la acumulación de suciedad, arena o residuos que puedan rayar o deteriorar la superficie.
- Para suelos duros (cerámica, mármol, granito), utiliza mopa o aspiradora y productos neutros que no dañen el acabado.
- En suelos de madera, emplea productos especiales y evita el exceso de agua.
- Las moquetas y suelos textiles requieren aspirados regulares y limpiezas en profundidad con máquinas específicas.
Evita el uso de productos químicos agresivos, lejías o disolventes que puedan dañar el material, especialmente en superficies delicadas.