Realizar algunas tareas del hogar y, sobre todo aquellas relacionadas con la limpieza, implica hacer un esfuerzo físico considerable. En algunas ocasiones estas actividades suponen una serie de movimientos y posturas que a la larga y tras su continua repetición pueden afectar negativamente a la salud. Para evitarlo, te presentamos un listado con cinco consejos básicos como medidas preventivas para prevenir dolores.
- Tienes dos brazos, utiliza ambos. A la hora de limpiar tendemos a usar nuestra mano hábil, sin embargo, para no cargar más un lado de la espalda que el otro, es recomendable usar los dos brazos, aunque sea tan sólo alternándolos a ratos. Trata de usar ambos brazos especialmente al levantar peso o al limpiar los cristales y el polvo. De este modo evitarás sobrecargas y tonificarás todos los músculos por igual.
- Evita las prisas. Si haces las cosas deprisa y corriendo tenderás a hacer movimientos bruscos y violentos. Trata de hacer las cosas despacio y flexionando las articulaciones, así te aseguras de no sufrir ningún tirón.
- Vigila la postura. Hay tareas en las que debemos estar en la misma posición por un largo periodo de tiempo, como cuando planchamos. Esto perjudica a nuestros músculos y articulaciones, así que trata de poner los pies uno delante del otro, no en paralelo, para repartir mejor la fuerza y el peso.
- Los productos y utensilios. Para limpiar zonas de difícil acceso (como los techos) utiliza utensilios extensibles para evitar malas posturas. Tampoco te subas a ninguna silla o taburete con poca estabilidad para alcanzar lugares elevados. Al barrer usa un recogedor con varilla para no tener que agacharte.
- Controla tu cuerpo. Si notas ciertas molestias al realizar algún movimiento, corrige la postura y la fuerza con la que te mueves.